jueves, 29 de marzo de 2018

Pactos de ficcionalidad (II)

Ficción
nombre femenino
1.
Cosa, hecho o suceso fingido o inventado, que es producto de la imaginación.
"criaturas de ficción"
2.
Conjunto formado por los acontecimientos y los personajes que forman parte del mundo imaginario.
"dicen que la realidad siempre supera la ficción".


Hartita estoy de cuidar, qué ganas de fiesta y de cresta

miércoles, 28 de marzo de 2018

Cómo insultar a una feminista.

Es que hay tipos que lo hacen fatal, de verdad, qué cansancio y qué vergüenza ajena.

En realidad, lo único que perdí fue el miedo

Refranero, y frases de madre

Pues estoy con amigdalitis y os voy a contar un poco...

Total, que hoy voy a dedicarme a los refranes y frases de madres, que es lo que me pide el cuerpo. Con amígdalas así, ¿quién necesita enemígdalas?. (Gracias, amigo ;))

"Vas a llorar por algo" (Frase de madre)

"Cuando un sabio señala a la luna, el tonto señala al dedo" (Esto debe de ser de la Ilustración, a ojo)

"¿No querías una taza? Pues toma dos" (Frase de madre)

"De enamorado a loco va muy poco" (Refranero castellano)


Iba a poner alguna cancioncilla medieval, para darle calidad a la película, pero paso. El arte retrocede ante la miseria, del tipo que sea. Gracias a todas por vuestros deseos de pronta mejoría, la verdad es que me encuentro cada vez mejor. La próxima entrada será feminista, es decir, radicalmente personal y política.


sábado, 24 de marzo de 2018

Los cactus de Hobbes

Juraría que ayer escribí una carta de amor. El recuerdo es nebuloso, pero la prueba del delito es inequívoca, porque no comprendo el resultado. Lo importante es que me importa un pimiento.

En estas vacaciones que hoy empiezan, la gestión del estrés de las minorías se ha resuelto en esa tierna ofuscación, de duración limitada y controlada. A estas alturas, mi cuerpo considera lejano el sufrimiento psíquico de los últimos dos años, un duelo con todas sus letras, durante el cual el cariño, teoría y práctica, se mezcló con placer, conflicto, intimidad, dolor y fantasía. Cuando se está rota se quiere raro. Si tienes un descosido enfrente, a veces es mejor salir corriendo. Si el otro se adelanta, puente de plata.

Hoy voy a comer pescado fresco, pues se dice que es bueno para el estudio. Una vez estudié como una moto después de haber comido sargo de roca al horno, y tan contenta estaba, que quise compartir el éxito con la flor de mis desvelos. Debí de hacerlo fatal, pues justo después me dio un ataque de clarividencia en el que descubrí que la tal flor era en realidad un cactus, lleno de reservas de agua para sobrevivir solo en el desierto el resto de sus días. Respetando la naturaleza inmutable del cactus, y concediéndole a él, y solo en relación a él, cierto pábulo al determinismo genético, resolví adentrarme en el conflicto interior que suponía amar a un cactus, siendo yo abeja de colmena, más propensa a intimar con todo tipo de flores.

(Que el ingenuo y caprichoso espíritu renacentista que ameniza esta entrada nos libre del sueño de la razón que produce monstruos. La razón poética, desde luego, no va a callarse).


"Ninfas del paraíso soberanas,
sabed que estoy enferma y muy herida
de unos abrasadísimos amores

Cercadme de odoríferas manzanas
pues me véis, como fénix, encendida,
y cercadme también de amenas flores"

Luisa Carvajal y Mendoza (1566-1614)

viernes, 23 de marzo de 2018

Amigo Rousseau

Abolida la última frontera que punteaba con pies de plomo, libre del deseo o necesidad inducida de "completarme" en el amor romántico, el redescubrimiento de mi soledad querida, por un lado, y de la vivencia plena de la amistad por otro cerca todos mis demonios, los matiene a raya al menos en lo que a mi responsabilidad respecta. Fuera, más afuera, el infierno siguen siendo los otros, pero de momento no logran atravesar esta renovada isla de red, tejido delicado y sin embargo resistente, como las luchas que duran toda la vida.

Si el amor es viajero, vengo de verlo partir en el tren de la medianoche, a solas en la estación, con numerosas ocupaciones esperándome al volver a casa. He dicho amor y es injusto, de manera que le retiro ahora mismo la universalidad de la que ha gozado en los últimos doscientos o trescientos años. Una forma de amor, una sola entre muchas, ha usurpado el protagonismo con la complicidad infame de cierta monstruosa campaña de márketing que dura ya demasiado tiempo. 1.260 millones de resultados en internet. No me convence su producto, señores, aquí se lo envío a cobro revertido. 

Con la cifra más modesta de174 millones (apenas el 15% de la anterior), la amistad no ha desaparecido del hipertexto, afortunadamente:

"Relación de afecto, simpatía y confianza que se establece entre personas que no son familia".

En cambio, en relación al amor encontramos este tipo de memeces, que no siendo necesariamente falsas en relación a la experiencia, no por ello dejan de ser memeces. Para muestra, a modo de ejemplo, esta cita de Rousseau: «Las cartas de amor se escriben empezando sin saber lo que se va a decir, y se terminan sin saber lo que se ha dicho.» Después de esto entiendo mejor a Rousseau. La idea de que el ser humano es bueno por naturaleza, cuya bondad se manifiesta más superlativamente en el estado "salvaje", debió ser el resultado de una sublimación de andar por casa, comprensible bajo el aturdimiento mediático del que somos presa sin remedio desde hace siglos, pero no por ello menos vulgar. Cuando dice salvaje quiere decir "acto sexual", cuando dice que el hombre es bueno por naturaleza, quiere decir que le dieron calabazas inmediatamente después de la salvajada, las cuales dieron paso, a su vez, a un estado de shock del que tardó tiempo en recuperarse. En esta fase de recuperación, también llamada duelo, quizá Rousseau se puso algo pesado,

(trastorno negacionista,
diría un publicista)

 y siguió llevando el cántaro a la fuente a pesar de que cada vez lo tenía más roto, y concluyó, cuando lo que rompió fue su maltrecha cabeza "enamorada", que su amada (o amado, quién puede saberlo), a pesar de la indiferencia y el desprecio que repetidamente le manifestaba, seguía siendo una buena persona. Salvando a su amadx de la ignonimia moral se salvaba a sí mismo. La trampa roussoniana de negarnos a creer lo que no encaja en nuestro horizonte de expectativas amorosas (por ejemplo que simplemente pasen de nosotros) deriva a menudo en empeñarnos en tratar a nuestrxs ex-..... como si fuesen amigos. Afortunadamente no funciona a la inversa, y solemos tener la decencia de no tratar a nuestros amigos como si fuesen ex...

Rousseau, colega, se te fue de las manos. Te entiendo muy bien, ¿eh? Lo de escribir cartas de "amor" es como rascar, que todo es ponerse. Actualmente el soliloquio amoroso encuentra en el guasap un cauce idóneo para seguir haciendo el ridículo exactamente igual que en tu época. Apenas hay cambios. Donde antes decías: "en el fondo es buena porque es un ser humano y todos los seres humanos son buenos", ahora decimos "si no me bloquea es que me quiere".

Cartas de amor en las que no se sabe qué vamos a decir....pero qué c...?? ¿Te imaginas cogiendo el guasap para escribir a una amiga sin saber lo que le vas a decir?¿Sin saber si va a responderte? ¿Teniendo que escoger las palabras para ablandar su corazón de piedra?

Cartas de amor que se terminan sin saber qué se ha dicho....eso solo pasa en el pseudoamor publicitario, y a mí me ha pasado...luego había hecho un pedido por encima de mis posibilidades, seducida por la promesa del paraíso salvaje. Así se te entiende mucho mejor, Henri, si llegas a tener internet hubieras hecho lo mismo pero con faltas de ortografía, te hubieran salido seguidores, trolls, fakes, y feministas riéndose de ti, todo a la vez. De la que te libraste hablando en clave, la peña sigue pensando que hablabas de política. Tipo listo, haciéndote el ingenuo. Tontorrón pero generoso, lo cual te honra.

De la amistad seguimos hablando otro día.


miércoles, 21 de marzo de 2018

Arte y psicosis

El arte ayuda a vivir. A veces, la vida no es amable, y el arte resultante tampoco lo es. Pero estaríamos peor sin él, me parece.

El arte implica riesgos emocionales, de manera que puede ser demoledor en momentos flojos. Una puede refugiarse en el arte para evadirse de la realidad, pero también puede renunciar a él por miedo a la desnudez emocional. A veces no se lee nada o, peor aún, no se escucha música, o no se hace, porque estar en contacto con ella duele. Su capacidad para pulsar teclas recónditas es tan misteriosamente asombrosa que duele reconocerlo. Pero el arte puede, en determinados momentos, hacer el clic necesario y justo para salir de un bloqueo, o al menos para sobrellevarlo. Pero sobre todo, para tomar distancia en la paradoja de la conexión vida-mente de la que supuestamente estamos huyendo cuando los problemas de salud mental golpean fuerte. Si la locura es huida de la realidad, el arte funciona a la vez como paisaje de destino y como billete de vuelta.

El psicólogo Richard Bentall, uno de los coautores del clásico de la psicología crítica "Modelos de locura", dijo una vez que una persona psicótica no se comporta como una persona psicótica en un museo. Bueno, ejem, primero habría que empezar por definir psicosis, y bla bla bla, pero no es de eso de lo que quiero hablar, sino del significado personal de esta afirmación. Es decir, del significado que ha tenido para mí, una vez que he vivido esa experiencia, la de "estar psicótica" en un museo.

El concepto griego de catarsis alcanza su mayor apogeo significativo y experiencial justo en esa combinación: psicosis+museo. Donde dice museo puede ponerse, por ejemplo, "Variaciones Goldberg", para explicarnos. ¿Qué sucede entonces? En mi humilde opinión, sucede la comunicación más íntima y directa con la función "primitiva" o "mágica" del arte, tal y como lo explicaban los griegos. Lo escribo ahora con la distancia de más de una década en relación a esa experiencia, por lo que no sé si seré capaz de recrear esa conexión con palabras "racionales". Pero voy a intentarlo.

Pongo el ejemplo de la pintura. Entro en el museo y estoy sola, todas las obras me hablan a mí, y solo a mí. No sé lo que dicen, apenas hay nada inteligible en ellas. ¡Exacto! Es justo eso, porque no hay nada inteligible en mí, por lo tanto ellas, las obras, son como yo. Ahí está la conexión. Los cuadros son símbolos a descifrar, crípticos y magnéticos. Apenas consigo hilar algunas impresiones confusas, de ellos o de mí, pero estoy más presente que nunca en esa confusión. Aquello que esos cuadros tengan de hermético, me agarra. Sea lo que sea. Ahora puedo decirlo en palabras: el color extraño de la nube de la izquierda, las formas geométricas que bailan con vida propia, el enigma en la mirada de cualquier personaje, el fondo de un sombrero que parece esconder algo, todo es reflejo de la misma confusión. Da igual si es abstracto o figurativo, esconden algo, abren hipótesis, me agarran. Cuentan una historia poliédrica e inacabada, el eco perfecto de mi narrativa ausente. Técnicas narrativas vanguardistas, experimentales. Donde había una persona perdida, hay ahora una crítica de arte que va por libre. Había entonces, quiero decir. Pero la palabra libre la dejamos como está. Una crítica de arte experimental, mimetizada con el mayor de los misterios (para las ciencias psi, la psicosis sigue siendo la piedra filosofal de la disciplina, el caballo de batalla, la bestia negra de la psiquiatría). ¿Cómo se va a llegar al misterio desde la razón científica?

Probemos con el arte, nos va la salud en ello.

domingo, 11 de marzo de 2018

Revolucionadas

El adjetivo "revolucionada" se utiliza a menudo para caracterizar un estado de ánimo o emoción del espectro de la euforia. La euforia, como sabemos, se considera también una emoción del espectro de la "enfermedad mental". En cualquier caso, algo extraordinario (fuera del orden). En el peor, algo patológico. Estupendo. Estupendo porque eso me lleva a reivindicar, conjuntamente, a las mujeres y a las personas con "problemas de salud mental".

Porque, evidentemente, estamos revolucionadas. Y muy orgullosas.

Desde que en los días del 15M me preguntaba en este mismo blog qué hacían tantas personas en las plazas, y desde que esos mismos días el feminismo provocaba sarpullido hasta el punto de retirar una pancarta en Sol que decía "La revolución será feminista o no será", pues ha llovido. Agua del cielo, pero sobre todo reivindicaciones feministas (entre otras). Perdí la cuenta de los enlaces sobre feminismo que publiqué en mi perfil de redes sociales en los últimos años. Tantos como enlaces sobre salud mental desde una perspectiva crítica, y feminista muchas veces. O igual ya eran feministas, porque yo lo soy, desde que tengo conciencia de cuerpo sexuado que interacciona con otros cuerpos sexuados, y porque lo que me preocupa, me preocupa en clave feminista.

Sí, me siento completamente revolucionada. Eufórica también. Y ansiosa, y triste, porque ahora que se ve el horizonte de color violeta, tengo una prisa loca por todo. Las gafas violeta, que ahora son de aumento y panorámicas, me han puesto hipersensible. Además de las emociones directamente relacionadas con estar en la calle y no acabar de creérmelo, conviven otras relacionadas con lo injustas que son las diferentes situaciones que han llevado a esta revolución masiva. Está el orgullo marchando al mismo paso que la rabia. La esperanza a la misma velocidad que la tristeza y la impotencia porque esto que ya es un triunfo no va a conducirnos con varita mágica a medidas inmediatas.

Hasta siento cierta pena por los tíos que no se enteran de nada. No por los cabrones, pero sí por los desubicados. Por los que no tuvieron educación emocional o educación igualitaria. Pero vamos, que tampoco me quitan el sueño, no vayamos a exagerar.

Me agobian muy en serio las emociones que tienen que ver con compañeras en situaciones vitales complicadas, económicas, de salud, de marginación... Se me han abierto las compuertas, se han aliado con las hormonas y lloro por casi todo desde hace un par de días. Porque resulta que sí, que las mujeres somos muy emocionales, y a mucha honra. Porque resulta que también somos muy racionales, y más de lo mismo, orgullo de género por ambos lados. Porque resulta que la unión de la racionalidad y conocimiento del mundo (y de sus cifras, argumentos y representaciones), con la emoción que nos permite empatizar y que el dolor del mundo nos atraviese el cuerpo, pues dan como resultado revoluciones a oleadas. Vamos por la cuarta, dicen, y todas se van asentando.

Esta cuarta ola, como ya la llaman, pinta profunda, más aún. Vamos a por la bestia capitalista. Vamos hacia las condiciones que de verdad permitan la vida digna. Porque vamos a cambiarlo todo. Nos arremangamos, sacamos músculo, despejamos la cabeza de distracciones mediáticas que enseguida ridiculizamos, y nos ponemos a ello.

¿Y ahora qué? pues eso.

sábado, 10 de marzo de 2018

Relaciones sanas (y salud mental)

- Reconocimiento (de la otra persona más allá del rol sexual)


- Reciprocidad (de cuidados, atenciones, necesidades....)


- Redistribución del poder (entendido como quién decide sobre diferentes asuntos: cuándo, dónde, cómo....)


Mari Luz Esteban, gracias.
(El enlace os lleva al pdf de su obra "Crítica del pensamiento amoroso) 





Romance de la mañana

Verde que te quiero verde
ni verte ni verte
caballos de soledades
cierran sus ojos de espinas
al resplandor de la calle

La mañana tan violeta
alegre renacimiento
los rumores despereza
entre rosquillas y sueño

Despacio duerme la luna
y aún respira más despacio
la rosa de la columna

Por el aire vienen locas
de amor humor y respeto
gitanas descamisadas
con puñales en la boca

Allá lejos en lo antiguo
caballos muerden el limo
amargo del mal camino