jueves, 14 de diciembre de 2017

Electrónica

Bailar durante horas, sin más preocupación que la consciencia completa de mi propio cuerpo hablando con la música. Mejor si es electrónica, compuesta y mezclada exactamente con esta finalidad. Imaginativa y viajera, abstracta, repetitiva solo en su punto justo. Quiero celebrar la tregua navideña a unos meses de muchísimo trabajo. En esas horas me reinvento y cierro heridas, me canso con gusto, me reinicio y me acompaño sin asomo de angustia. Me cuido por dentro y por fuera, me recuerdo como era antes de tantas tristezas, vuelvo hacia atrás en el tiempo, y voy también hacia adelante, me proyecto en las mejores versiones de mí, si las hubiera. Juego, juego muchísimo, salto, me desplazo hacia atrás, camino por todos los mapas, pero sobre todo me hago territorio, me hago consciente de límites y de fuerzas. Y ejerzo mi libertad de movimiento, que en ese trance es todo menos una frase hecha. Seguro que al día siguiente tendré la claridad mental perfecta para resolverlo casi todo, al menos en mi pequeño mundo, que no es poco.

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