lunes, 29 de agosto de 2016

Mapas locos

Cartografías del sufrimiento, rutas del estar bien, rutas del estar mal. Cada persona tiene sus paisajes mentales, sus caminos, sus pantanos, sus montañas, sus playas escondidas. (La cartografía nos libra de la ontología) Hay quien no conoce sus mapas, porque no conoce sus territorios. Aquí comparto algunos de mis paisajes:

Pozos:
- Paranoias emocionales
- Relaciones virtuales que nunca ven la luz del día
- Fantasías románticas
- Malas borracheras, peores resacas
- Relaciones que son autolesiones

Playas:
- Amistad
- Música
- Activismo
- Risas
- Cuidarme y cuidar
- Placer
- Viajes
- Caminar
- Leer
- Ir a la playa
- ...incluso trabajar....



jueves, 25 de agosto de 2016

Paranoias emocionales (II)

La paranoia emocional consiste, básicamente, en que una emoción concreta, la que sea, condicione todos tus puntos de vista en relación a un asunto, y se convierta en filtro único a través del cual enfocarlo.

La paranoia emocional puede durar minutos, horas, días... o años

La paranoia emocional campa a sus anchas en las relaciones afectivas con algún componente de conflicto, o en las cuales la comunicación no es muy fluida

La paranoia emocional es reduccionista por naturaleza, nos distrae de la complejidad y nos arrastra hacia la idea de reducir la relación con una persona en concreto a esa emoción sobredimensionada.

Una paranoia emocional que no se detecta y se mantiene en el tiempo puede hacer estragos cualquier relación.

Salir de la paranoia emocional implica:
-Reconocer la emoción que nos ha colonizado.
-Reconocer que esa emoción nos ha colonizado el pensamiento de forma exagerada, irreal, paranoica. -Devolverle al conflicto, situación, etc, su complejidad: ponerlo en contexto (contexto amplio, temporal, que incluya las diferentes veces en que se ha tenido esa misma paranoia emocional, porque suelen ser recurrentes)
- Ponernos en contexto a nosotras mismas: Cómo actuamos en general, más allá de ese conflicto concreto, cómo son nuestras otras relaciones. Qué otras emociones nos dan contrapunto, qué otras relaciones nos dan equilibrio.
- Ponerle palabras a la paranoia, sacarla fuera, explicarse.
- Descansar las emociones vinculadas a esa relación, ya sea mediante distancia física, psicológica, o ambas.
- Centrarse en otras relaciones, y en otras actividades
- Retomar el tema después del descanso, ya con perspectiva, y sin paranoia. Tatuarlo mentalmente para prevenir su repetición

Un asunto importante relacionado con este es el de la memoria emocional. Es como el vaso medio lleno o medio vacío, pero aplicado a los recuerdos. Hay personas que tienen memoria emocional negativa, tienden a fijar las emociones negativas de las relaciones. De forma que su estado natural es la desconfianza. Las personas que fijan las emociones positivas o bonitas más que las negativas, se arriesgan a ser muy comprensivas en lo que a agravios se refiere. Pero si los agravios están ahí, quizá salten de repente, en forma de paranoia emocional. Lo peor de la paranoia emocional es que provoque daños, del tipo que sea, a quien sea.

Seguimos investigando




martes, 23 de agosto de 2016

Solo sé que no sé nada

   El amor es una actividad, no un afecto pasivo; es un estar continuado, no un súbito arranque. En el sentido más general, puede describirse el carácter activo del amor afirmando que amar es fundamentalmente dar, no recibir. Qué es dar? Por simple que parezca la respuesta, está en realidad plena de ambigüedades y complejidades. El malentendido más común consiste en suponer que dar significa renunciar a algo, privarse de algo, sacrificarse. La persona cuyo carácter no se ha desarrollado más allá de la etapa correspondiente a la orientación receptiva, experimenta de esa manera el acto de dar. El carácter mercantil está dispuesto a dar, pero sólo a cambio de recibir; para él, dar sin recibir significa una estafa
                                                                            Erich Fromm, El arte de amar





Recordaré que la medicina no sólo es ciencia, sino también arte, y que la calidez humana, la compasión y la comprensión pueden ser más valiosas que el bisturí del cirujano o el medicamento del químico.
No me avergonzaré de decir «no lo sé», ni dudaré en consultar a mis colegas de profesión cuando sean necesarias las habilidades de otro para la recuperación del paciente.

Intentaré prevenir la enfermedad siempre que pueda, pues la prevención es preferible a la curación.


Juramento hipocrático, versión de Luis Lasagna (fragmento)

miércoles, 10 de agosto de 2016

No recuerdo en qué momento tu alma tocó la mía

Y sin embargo se está construyendo, en torno a ese momento y sus consecuencias, un relato fantástico que podría grabarse a fuego en caso de alzheimer, si no se le adelanta el cáncer, o alguien conduciendo de forma temeraria, con tan poca responsabilidad como reflejos. Pero no entré hoy aquí para hablar de decadencia, sino todo lo contrario. Si cualquiera de nosotras vivese un amor digno de perdurar más allá de las fronteras de la memoria, lo cierto es que sería de todo menos decadente. Incluso obviando el hecho de que, el amor romántico, por definición histórica y filosófica, no puede ser ninguna otra cosa.

Así que rescatar de los escombros de la decadencia una relación que no parece sino producto de un sueño raro podría ser, en sí mismo, más romántico que la relación en sí. Perdón por el galimatías, de alguna forma nos entendemos. Volviendo sin rubor sobre el relato de lo romántico, y mezclando con cierta audacia postmodernidad con visillos (Virginia Wolf, amiga mía, pobre del que te reduzca a una loca suicida), volvía esta noche a casa comiendo un sandwich, comprado a deshoras en el único sitio abierto. Paseando tranquilamente a través de las calles desiertas, escribí mil giros para esta entrada que ahora va cogiendo forma. Tendría que dormir en lugar de encender el ordenador, pero si para algo sirven las vacaciones, es para olvidarse de los horarios. Calle tras calle, mi pluma interior, ahora teclado, iba cogiendo velocidad, saltando de Rilke a Judith Butler como si los visillos estuviesen decorados con graffitis, y la música zapatilla del último sitio en el que estuve me hubiese devuelto en serio a un lugar donde mis emociones se hubieran calmado a la vez, como un acontecimiento histórico. De sincretismo nada, me pasó de verdad.

Y entendí ese rollo de la inspiración, esa cosa inefable imposible de explicar según estándares de aprendizaje de rocambolescas leyes educativas. (Sigan sigan, aprendemos muchísimo). ¿Debussy son visillos decorados con graffitis? Ni idea, pero mucho mejor que el conductismo para garantizar un buen ambiente en clase. Ya que se entienda lo inefable, es mucho pedirle a cualquiera, con leyes rocambolescas o sin ellas. Estoy en la mitad de las vacaciones, luego una parte de mi cerebro empieza a conectarse con lo que viene. La base del aprendizaje es la emoción, ¿verdad? (Francisco Morao, neurólogo) En lo que a mí respecta, emocionalmente estudio muchísimo, un montón, a veces hasta me paso, así que estoy aprendiendo a desconectar. Muchas personas están en el punto contrario, y lo que necesitan es conectarse con las emociones, porque el mundo es injusto hasta en esto, y hay que quererlo igual, para quedarse a ver qué pasa en el acto siguiente. Igual que en un escenario, lo tuyo es puro teatro, lo mío y lo de cualquiera, porque no es verdad ni mentira, amigo Sancho, sino ficciones a la carta. Como aquella de que tenemos almas que se tocan, y ansiamos por encima de todo sujetarlas para impedir que la empatía radical nos nuble el entendimiento. Tú que te liberas con las metáforas, piensa en los otros...

Así que esta noche bebo yo por ti, mientras tú duermes de cine. Y mañana me voy a las montañas, con tanta alegría como necesidad, para que estés cómodo con tu distancia, pensando que las cosas me van demasiado bien.




No recuerdo en qué momento tu alma tocó la mía

Y sin embargo se está construyendo, en torno a ese momento y sus consecuencias, un relato fantástico que podría grabarse a fuego en caso de alzheimer, si no se le adelanta el cáncer, o alguien conduciendo de forma temeraria, con tan poca responsabilidad como reflejos. Pero no entré hoy aquí para hablar de decadencia, sino todo lo contrario. Si cualquiera de nosotras vivese un amor digno de perdurar más allá de las fronteras de la memoria, lo cierto es que sería de todo menos decadente. Incluso obviando el hecho de que, el amor romántico, por definición histórica y filosófica, no puede ser ninguna otra cosa.

Así que rescatar de los escombros de la decadencia una relación que no parece sino producto de un sueño raro podría ser, en sí mismo, más romántico que la relación que sí. Perdón por el galimatías, de alguna forma nos entendemos. Volviendo sin rubor sobre el relato de lo romántico, y mezclando con cierta audacia postmodernidad con visillos (Virginia Wolf, amiga mía, pobre del que te reduzca a una loca suicida), volvía esta noche a casa comiendo un sandwich, comprado a deshoras en el único sitio abierto. Paseando tranquilamente a través de las calles desiertas, escribí mil giros para esta entrada que ahora va cogiendo forma. Tendría que dormir en lugar de encender el ordenador, pero si para algo sirven las vacaciones, es para olvidarse de los horarios. Calle tras calle, mi pluma interior, ahora teclado, iba cogiendo velocidad, saltando de Rilke a Judith Butler como si los visillos estuviesen decorados con graffitis, y la música zapatilla del último sitio en el que estuve me hubiese devuelto en serio a un lugar donde mis emociones se hubieran calmado a la vez, como un acontecimiento histórico. De sincretismo nada, me pasó de verdad.

Y entendí ese rollo de la inspiración, esa cosa inefable imposible de explicar según estándares de aprendizaje de rocambolescas leyes educativas. (Sigan sigan, aprendemos muchísimo). ¿Debussy son visillos decorados con graffitis? Ni idea, pero mucho mejor que el conductismo para garantizar un buen ambiente en clase. Ya que se entienda lo inefable, es mucho pedirle a cualquiera, con leyes rocambolescas o sin ellas. Estoy en la mitad de las vacaciones, luego una parte de mi cerebro empieza a conectarse con lo que viene. La base del aprendizaje es la emoción, ¿verdad? (David Bueno, neurólogo) En lo que a mí respecta, emocionalmente estudio muchísimo, un montón, a veces hasta me paso, así que estoy aprendiendo a desconectar. Muchas personas están en el punto contrario, y lo que necesitan es conectarse con las emociones, porque el mundo es injusto hasta en esto, y hay que quererlo igual, para quedarse a ver qué pasa en el acto siguiente. Igual que en un escenario, lo tuyo es puro teatro, lo mío y lo de cualquiera, porque no es verdad ni mentira, amigo Sancho, sino ficciones a la carta. Como aquella de que tenemos almas que se tocan, y ansiamos por encima de todo sujetarlas para impedir que la empatía radical nos nuble el entendimiento. Tú que te liberas con las metáforas, piensa en los otros...

Así que esta noche bebo yo por ti, mientras tú duermes de cine. Y mañana me voy a las montañas, con tanta alegría como necesidad, para que estés cómodo con tu distancia, pensando que las cosas me van demasiado bien.




lunes, 8 de agosto de 2016

Sobre la depresión

Recientemente pasé la desagradable experiencia de una depresión. No fue estrictamente clínica, por la sencilla razón de que no me puse a tiro de ninguna persona diagnosticadora. Ya sabéis... para no empeorar las cosas. Era, como toda depresión, un malestar profundo y persistente con causas vitales muy concretas, y muy comprensibles. Pero el pasarlo mal no te lo quita nadie. Un año, si miro en perspectiva. Las ideas suicidas durante las navidades, la apatía, la fatiga física y psicológica, los pensamientos negativos y pesimistas, la autoestima por los suelos...

Mis recetas para salir:

- Hablarlo con amigas, compartir con ellas y ellos experiencias similares, y gracias a eso saber que era temporal, que no se iba a quedar conmigo para siempre.

- Eliminar tóxicos que pudieran ser agravantes: dejé de consumir café y reduje muchísimo el consumo de alcohol, casi limitado a cantidades moderadísimas de forma muy excepcional, y solo las pocas veces en que me sentía a gusto para hacerlo.

- Centrarme en el trabajo, como en otras ocasiones, por motivos diferentes, me había centrado en estudiar. Podría haber cogido una baja, y varias veces estuve a punto, pero me conformaba con algún día suelto para respirar un poco, coger fuerzas y seguir. El trabajo fue como un oasis, y la vitalidad de mis alumnxs, la mejor medicina. Mi médica de cabecera y yo estábamos de acuerdo en eso, y fue muy fácil, por lo tanto, entenderme con ella. Me alegró saber que no era muy partidaria de los antidepresivos. Me recetaba las benzodiazepinas (que yo mismo le pedía) para garantizar el sueño diario, y no intentaba colarme nada más. Debo decir en este punto una cosa importante, y es que tengo un trabajo que me gusta. Si no fuese así, la baja sería obligatoria. También es cierto que le omití la información más alarmante (como a casi todo el mundo, salvo algunas excepciones), que ahora puedo contar porque quedó muy atrás, temporal y anímicamente. 

- Hacia los últimos meses, cuando ya fui encontrando palabras para todo esto, empecé una libreta de autoterapìa. En ella anotaba, casi cada día, impresiones no muy largas sobre cómo había ido el día, en términos de autoestima, de mis relaciones con los demás, de crisis de llanto y sus causas concretas, de la cantidad de ansiedad que había sentido... al cabo de un tiempo, me di cuenta de una cosa, que luego me repetía a mi misma como un mantra, para no olvidarlo: que los días malos cada vez eran menos, y menos malos. Y aunque los días buenos no pasaban de regulares, por lo menos eran tranquilos. Los días buenos llegaron hacia final de curso, como un premio, justo a tiempo.

- Confundir los escasos momentos de euforia con alegría y esperanza, que una no es tonta y se cuenta la feria como se la quiere contar. Y si todo síntoma tiene una función, la de la euforia no es la de creerse que va a durar, sino la de usarla como descarga extra, para cargar la batería.

- Salir a caminar aunque no tuviese ganas, quedar con gente aunque no tuviese ganas, fueron esfuerzos casi cotidianos que hacía como quien traga un jarabe amargo, que luego no le resulta tan amargo cuando disfruta de sus efectos curativos, algo así...

A todxs las que estuvisteis, y seguís estando... GRACIAS!! OS QUIERO MUCHO!!



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sábado, 6 de agosto de 2016

Saldremos de esta


 "Todas las personas tenemos salud mental, y esta puede ir mejor, peor, o en una montaña rusa (...) Tenerla en cuenta únicamente cuando nos da problemas, da a entender que en el resto de circunstancias es un factor que no debemos atender y que la salud mental es un tema problemático en sí mismo" SDE (*)

"No predecir, sino estar atentos a lo desconocido que llama a la puerta"  Gilles Deleuze

"La cuestión es que una persona cercana está pasando una mala racha..." SDE

"Seamos honestos: si no nos descolocamos mutuamente entonces, ¿qué estamos haciendo?"
  Judith Butler

"Puedo considerar que la situación es culpa mía, o que se me queda grande. Quizás piense que todas las acciones que puedo emprender no van a funcionar. Puede que en realidad prefiera desentenderme y olvidarme, pero me sienta culpable por ello. Puede que la persona sea muy cercana, esté pasándolo realmente mal y tenga muchas ganas de "hacer algo" (...) Esta guía no trata de solucionar todas estas dudas, ya que, precisamente, ha sido escrita a raíz de ellas"  SDE

"¿Qué se puede hacer cuando no se puede hacer nada?" Simon Critchley

"Lo habitual es no saber actuar ante estas situaciones" SDE

"A veces se hace necesario un cambio en las reglas. Las reglas antiguas no solo dejan de funcionar, sino que ESTORBAN"  Robert Cabré, enfermero especialista en SSC


"Esto no es un protocolo. En salud mental no puede haber protocolos. Las situaciones  pueden ser extremadamente complicadas, con múltiples factores implicados que muchas veces ni siquiera conocemos y que probablemente no llegaremos a conocer" SDE

Tú que te liberas con las metáforas, piensa en los otros (los que han perdido el derecho a la palabra)
Mahmoud Darwich, poeta palestino




















  (*) El título de esta entrada es también el de una guía de salud mental para el entorno de la persona en crisis. Una guía que acaba de publicarse muy recientemente, editada conjuntamente por la página amiga primeravocal.org y la Biblioteca Social Hnos.Quero. Y de esa guía salen algunas de las citas que quiero reproducir a continuación (marcadas con las letras SDE). Otras, en cambio, han sido encontradas en el último libro de Clara Valverde: "De la necropolítica neoliberal a la empatía radical"

 

viernes, 5 de agosto de 2016

Fallaste, corazón

Erraste en el tiro como un arquero
desconcentrado por las pasiones más aburridas
Te quedas con tu orgullo, todito para ti.
Te pillé, me decías. Me pillaste, te cuento:

Me pillaste amando, como siempre
Me pillaste construyendo, cuestionando, riendo,
comprendiendo, llorando cuando hace falta
porque también hace falta
Ya me da igual a qué sabe tu olvido,
seguiré brindando con extrañas,
 hasta que sean mis amigas
esperemos que no haya testigos,
por si acaso te diera vergüenza

También tenía para ti
de todo. Pero no quieres

No quieres

martes, 2 de agosto de 2016

Improvisación

Había una vez un poema de amor
una casa en el cielo,
un jardín en el mar

Un verano corriendo
subiendo y bajando
volviendo a empezar

Había una vez un teclado
un maestro
un dolor

éramos nosotros...
no éramos nosotros...
eran las palabras arremolinadas
era una novela de una madriguera

Había una vez
una montaña sagrada
un refugio
un montón de palabras

una voluntad de hierro
un cuerpo con anemia
una nostalgia firme pero triste

Había una vez
un pez
fuera del agua