martes, 29 de mayo de 2012

Terapia original

Entre las alegrías
y la sorpresa
de no sorprenderme
casi me engañas,
qué bueno.

Bueno
rápido
confuso
chamánico por momentos
divertido
confuso
tierno
muy tierno
muy tierno
muy tierno
inteligente
despierto
dormido
dudando


te echo de menos en bonito
que no te rayen
anda






lunes, 28 de mayo de 2012

Locos de atar

Vengo de visitar Saltando Muros, donde un residente se pregunta cosas.

Que los residentes, en un hospital psiquiátrico, se pregunten cosas, es un síntoma de salud mental del residente, probablemente redunde más pronto que tarde en la salud mental de sus pacientes.
Los pacientes de esta persona que se pregunta cosas pueden considerarse afortunados, pueden incluso considerarse pacientes, que es un poco más que cosa a secas.
Pacientes con derechos, quiero decir, no en el sentido, en principio, de personas consideradas, comprensivas, buenas escuchadoras (muchas podrán serlo también, por qué no), de este segundo tipo de pacientes hacían falta al otro lado del paciente con derechos, aunque no sé si fue primero la gallina o el huevo.

Atar: (Del lat. aptāre, ajustar, adaptar).
1. tr. Unir, juntar o sujetar con ligaduras o nudos.
2. tr. Impedir o quitar el movimiento.
3. tr. Juntar, relacionar, conciliar.

Contener: (Del lat. continēre).
1. tr. Dicho de una cosa: Llevar o encerrar dentro de sí a otra.
2. tr. Reprimir o sujetar el movimiento o impulso de un cuerpo.
3. tr. Reprimir o moderar una pasión.

Es que a lo de atar le llaman "contención mecánica", que es mucho más fino, incluso suena remotamente terapéutico, si nos atenemos a la acepción tercera de la definición segunda de la parte correspondiente al diccionario, que es a donde va la gente en busca de las palabras perdidas, la aventura del saber y otras metáforas.

A mi me gustaría saber si existen lugares "terapéuticos" en donde se haya erradicado esta práctica inhumana y degradante, y si conocen otras formas, otros estilos para calmar a las personas que no son capaces, en ese momento, de hacerlo por sí mismas. Me gustaría saberlo para contarlo a los cuatro vientos, hacerlo correr de boca en boca por todos los lugares, celebrarlo con una botella de buen vino y un residente preguntón, por aquello de ayudarle con la respuesta, y quizá con la alegría y el vino, surgiesen muchas más preguntas.

A mi una vez me ataron. No fue por estar alterada. Fue por decir "no". Primero dije no, luego me sujetaron, luego me pincharon y finalmente me ataron, cuando ya estaba inconsciente, (de esto último me di cuenta al despertar, desubicada, en un lugar desconocido, por segunda vez, en plena psicosis). Fueron tres humillaciones, tres angustias, tres recuerdos traumáticos que estrujo y estrujo a base de escribir en este blog, que es mi particular manera de devolverme la dignidad, también como loca, o más cuanto más loca, porque quizá cuando lo estoy es cuando más me acuerdo de cuidarme, para escapar de posibles humillaciones, puesto que al parecer son el pan de cada día de esos sitios que se llaman hospitales (será en el sentido ilustrado de almacén social, rollo Siglo de las Luces).

jueves, 24 de mayo de 2012

Ensalada antipsiquiátrica

Cuando empecé el blog, mi postura era claramente antipsiquiátrica, radical, mi autonomía en relación al sistema de salud mental me hacía desear esa misma autonomía para todas las personas que, bajo mi punto de vista, se encontraban "presas" de ese sistema, presas de la medicación, presas de la opinión del profesional de turno, presas de los diagnósticos y las profecías asociadas a ellos, profecías de cronicidad, incurabilidad, limitaciones y tendencias como la agresisvidad que, asociadas al diagnóstico, se consideraban intrínsecas a estos, haciendo más y más difícil la lucha contra el estigma y por la Igualdad, así con mayúsculas.

Igualdad de Derechos, Respeto a las Diferencias (individuales, culturales, diferencias en los modelos de locura y en las múltiples posibilidades de significarlos con lenguaje propio, más allá de la normativa terapéutica y su pretensión de dominio del lenguaje), Espacios (mentales, físicos, virtuales y relacionales) para visibilizar experiencias como experiencias propias, válidas, subjetivas, constructoras de conocimiento, experiencias que construyen, a la vez, estrategias para asumirlas, comprenderlas, hacerlas comprender a los demás, gestionarlas con inteligencia y autoestima, combatirlas cuando el sufrimiento que causan es excesivo e insoportable.

En toda esta ensalada de lo que no sabía muy bien si era acción social, política, intelectual, terapéutica o todo a la vez, conocí a muchas personas, y a todas ellas sin excepción las conocí a través del diálogo, el debate constructivo, la escucha mutua, y no pocas veces admiración mutua también, que para mí es como el paraíso donde las relaciones crecen, a algunas os conocí, y sigo haciéndolo, en persona, pudiendo miraros a los ojos, escuchar vuestra voz por teléfono, tomarnos unas cañas juntos, escribirnos emails, chatear, y tantas otras cosas. Muchos de vosotros sois profesionales, estáis del lado que yo rechazaba en principio por ser el lado del poder. En cierta forma vuestro lado sigue siendo el lado del poder, pero vosotros sabéis transformar el poder en responsabilidad, y ahí ya empezamos a entendernos. Desde el lado de aquí fui entendiendo también que no todas las personas diagnosticadas quieren ser autónomas en relación al sistema, sea por miedo, comodidad, o simple satisfacción de sus necesidades, o un poco de todo, cada cual sabe de sí mismo más que nadie, aunque nos quieran convencer de lo contrario. Así que progresivamente mi postura fue cambiando, todavía no sé hasta dónde puede hacerlo, pero la relación con el otro lado se vuelve necesaria, aunque en muchos casos haya que inventarla, porque cada relación es un mundo, y si no todas las locas somos iguales (ni falta que nos hace) tampoco lo son todas las terapeutas, ni los enfermeros, ni las teóricas. En mi empeño de hacer paralelismos con el feminismo, la relación con vosotros, terapeutas, es como la relación de las mujeres con los hombres, no se trata de acabar con ellos,evidentemente, sino de evolucionar de la asimetría en las relaciones a la horizontalidad, no se trata de cambiar el poder de sitio o iniciar una guerra, sino de trabajar juntos para que las relaciones no sean de poder. Para el feminismo, el enemigo no son los hombres, sino el machismo, que es distinto. Los hombres son personas, el machismo es una actitud, una forma de andar por el mundo destructiva y autodestructiva. Pues eso, se trata de construir relaciones nuevas entre las personas a uno y otro lado de la mesa, el diván, el sofá o la toalla de la playa ¿por qué no hacer terapia en la playa, en el campo, en la terraza en verano?

Bueno, hablando de playa, yo sigo encerrada estudiando, o casi. Estudiar también es importante para todo este asunto. Seguiré dándole vueltas.

lunes, 21 de mayo de 2012

Desactivando "pingajos de hospital".

Delirar es un lujo que suele acontecer cuando no tienes responsabilidades, o cuando todo está tan roto que todo vale para no mirar a ningún sitio, en ese caso abres las puertas y dejas que las corrientes de aire te agarren con fuerza, vengan de donde vengan los vientos, no importa si son africanos o polares, tú a lo tuyo, y la fantasía de reinterpretar el mundo a varias velocidades va sustituyendo a cualquier otra cosa. A veces, algunas cosas también se arreglan, o quedan pendientes de arreglarse, pero con pistas. Pistas que no entiendes en su momento, pero que luego vuelven cuando todo pasa, y si vuelven en "modo concreto" será por algo, será para que las escuches, que para eso son tuyas y sólo tú valoras su importancia. A veces no eres sólo tú, y ya no es la primera vez que contando un delirio como delirio, casi como un cuento, te sorprende alguien diciendo que no tiene nada de raro, que eso le suena, y bastante, entonces no sabes si relajarte o despatologizarte, cualquiera de ambas cosas puede dar bastante susto, no es para menos, todo esto es muy raro, incluso para mi, no estoy de broma.

A veces avanzo algunas páginas de un libro de José Luis Pardo sobre Gilles Deleuze, El cuerpo sin órganos se llama.
" No, no se trata de predecir sino de estar atentos a lo desconocido que llama a nuestra puerta"
(Esta te la dedico otra vez, si llegas a leerlo)

Y sigue diciendo, "Es como si Deleuze nos dijera: sí, claro que estos desvaríos de la razón indisciplinada son fantasmas, porque sólo mediante el desvarío fantástico (que no mediante el método geométrico, la razón dialéctica o la dialéctica de la historia)puede el pensamiento alcanzar el punto de génesis del concepto que también es su punto de fuga o expresividad, la zona pre-conceptual y pre-discursiva de construcción del concepto en la intuición, el instante intuitivo e intensivo en el cual se dibuja el esquema dinámico que constituye las condiciones de la experiencia real de la cosa singular; sí, claro que la intuición intelectual es una fantasía o, mejor, toda fantasía (siempre que se trabaje adecuadamente sobre ella)es una intuición intelectual, un atisbo desfigurado de lo que sólo puede verse a través de la desfiguración disparatada (la desconocida raíz común), de lo que no existe más que desfiguradamente, una perspectiva de la cosa en sí que sólo puede aparecer como ya originariamente delirada en el fantasma, porque nunca fue ni será actual, nunca fue ni será presente.

Pues ya me siento mucho mejor, la verdad. Yo no sé este señor Deleuze qué desayunaba, pero menos mal que estuvo y que escribió, o incluso siguió escribiendo cuando ya no escribía, y viene el señor Pardo este y sigue escribiendo en su nombre, porque ya me sacó de más de un apuro, ya me despatologizó más de una vez. Me acuerdo con nitidez de una expresión suya, a propósito de las experimentaciones con drogas psicodélicas en los años sesenta. Era una entrevista para un canal francés (aún anda por youtube la entrevista, el Abecedario de Gilles Deleuze se llama), y hablaba de los chicos y chicas estudiantes que, tomando esas drogas, tenían un mal un viaje que podía derivar en brote psicótico. La preocupación más grande de Deleuze en relación a estos chicos era que no acabasen siendo "pingajos de hospital". Ahí estás tú, que para mi, por cierto, sigues estando, como tantas otras personas que no se van nunca por más lejos que estén.


jueves, 10 de mayo de 2012

Terapia musical

El cansancio es terrible, un par de noches durmiendo poco me hacen transitar estados de ánimo de lo más variado a lo largo del día, de la euforia mañanera a la tarde proto-delirante, dejando la tristeza para la noche. Y para acabar el día, mientras escribo para poner todo en su sitio, Manu Chao canta "pase lo que pase, sea lo que sea, próxima estación...esperanza". Este hombre tiene la facultad de ponerme siempre de buen humor, lo cual le agradezco mucho. Por lo demás, nada que no arregle una noche de sueño, largo a poder ser, ocho o nueve horas estarían muy bien. Y ahora toca "enamorao de la vida aunque a veces duela, si tengo frío busco candela" Pues eso, pero casi mejor otro día.
Ahora una ración generosa de valeriana, y mañana ya veremos, está claro que "por el camino, yo me entretengo", (que remedio).
Si llego entera al final de curso me merezco como mínimo una tarde de playa y un fascinante libraco, se admiten sugerencias literarias, algo que no me deje apartar los ojos de las letras durante horas y horas, alegre a la par que interesante, y por supuesto bueno bueno bueno, de calidad y bien gordo. Me da igual a estas alturas realidad que ficción.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Memoria de una bonita charla

(Dedicada a todas las personas con las que tuve el placer de charlar ayer)


Cuando hablo en público de este tema, siempre tengo una sensación extraña, la sensación de no tener referentes, de que puedo hacerlo de mil formas distintas, y nunca estoy segura de haber elegido el orden correcto, ni las palabras, ni los ejemplos. Siempre tengo la opción de organizar el discurso, prepararlo de forma más rígida, más estructurada, y al final termino haciendo un guión de cuestiones, y confiando en lo que voy leyendo en los ojos de la gente que me escucha. Es arriesgado, para vosotros porque puedo resultar caótica, para mi porque puedo perder el hilo, dispersarme, emocionarme, y al final siempre pasa un poco de todo eso, pero también es cierto que el tema se las trae, se las trae el punto de vista que defiendo y se las traen también las diferentes impresiones que pueden quedar en las personas que me escucháis. Aún así, me voy con la sensación de haber contado un cuento que quizá nunca os habían contado, una historia extraña de territorios mentales, de esos sobre los que no hay acuerdos internacionales en materia de fronteras. Ojalá os quedéis con la sensación de que lo que menos importa son las fronteras, de que las personas tenemos muchísimo más en común que aquello que nos diferencia, y aún lo que nos diferencia, sea lo que sea, suele estar sobrevalorado, a menudo para mal.

Así que la charla fue una charla de verdad, una conversación entre nuestras dudas y nuestras certezas, y una oportunidad más para que unas y otras sigan buscándose, y nos acompañen en los caminos que nos toque recorrer, sabiendo que en cualquier momento pueden ser intercambiables, las unas pueden convertirse en las otras, y viceversa. Puede que las herramientas para distinguirlas no las vendan en los grandes almacenes, para este bricolaje no parece que haya manual de instrucciones. Lo que si tenemos, y lo tenemos todxs sin excepción, es la curiosidad, la capacidad de hacernos preguntas, de viajar buscando las respuestas, la capacidad de reinventarnos porque hace falta, o simplemente porque es otra forma de conocernos, de entendernos, o de volver a intentarlo. Sabiendo esto, me quedo muy contenta de haberlo compartido con vosotrxs, y os deseo toda la suerte del mundo en la profesión para la que os estáis preparando. Trabajar con personas siempre tiene tela, y hacerlo con personas que no están precisamente de fiesta tiene más tela todavía. Ojalá que en vuestro trabajo no penséis demasiado en las fronteras, y sí en la aventura de compartir historias para que duelan un poco menos cada vez.

Un abrazo a todxs y gracias por esa tarde estupenda.


domingo, 6 de mayo de 2012

Buen viaje, amigo.



Ahora cuando llueva lo sabrás porque lloramos, y cuando estemos alegres nos pareceremos un poco más a ti. Lo que nos quede de estar por aquí nos dará un montón de tiempo para recordarte, y ningún recuerdo será mejor que tener ojos de niño con setenta años.
Alguna vez pensé en decirte algo, que lo decía Epicuro hace unos miles de años:

"Cuando tu estás, la muerte no está.
Cuando la muerte está, tú ya no estás".

Pero no pude decírtelo porque era tu miedo, y no era justo hablarte de lo que te daba miedo,aunque fuese para intentar quitártelo, así que no te dije nada, y estuvo bien. Menos mal que pude decirte otras cosas, y tú a mi. En cualquier caso estoy muy triste, y al mismo tiempo me agarro a la vida, y lo proclamo y lo recomiendo porque no conozco otra forma de salvarme, que es lo que intentamos siempre, salvarnos de lo que nos amenaza. Hoy estuve viendo una película, el día de la marmota, creo que no se llama así pero así debería llamarse. Un día que se repite eternamente para que sea siempre distinto, muriéndose muchas veces incluso para que vuelva a sonar el despertador a la misma hora, y siempre haya otra oportunidad de lo que sea, hasta que ya no estemos, y punto. Tan fácil y tan extraño. Hubiera podido hablarte de cuando a mi me tocó morirme, y luego todo volvió a empezar. Nunca te dije que estoy un poco loca, y que quizás por eso me da por pensar en temas extraños, porque es lo que se espera de nosotros, que pensemos temas extraños de forma también extraña. A veces pienso que hay cosas peores que estar loca, como por ejemplo estar quieta, o sola, o permanentemente enfadada. No me hagas mucho caso, y sigue visitándome cuando quieras, en mi cabeza hay sitio para todos los amigos, incluso cuando están tan lejos. Será por eso que me enfado poco. Me acuerdo de la ensaladilla que nos comimos en el hospital, estaba bastante rica, y me encantó verte comer con tantas ganas, pero sobre todo la cara que pusiste cuando la traje, como si fuese una tarta de cumpleaños, con esas dos bolitas de colores, con esos ojos grandes y limpios que heredó quien yo me sé, esa mirada que tienen todas las personas que me gustan, y que sólo por eso nunca dejan de gustarme. Así que vamos a estar todos bien, no te preocupes, de una forma u otra todos vamos a salvarnos, y es algo que te prometo con mucha seriedad, pero tampoco creas que va a durar mucho, la seriedad, quiero decir. Ni siquiera cuando estábamos despidiéndonos pudimos evitar reír un poco, es la costumbre, y si tu estuvieses reirías también, no te iba a quedar otra, ya sabes cómo va.

Me voy a dormir, si quiero cumplir la promesa. Buen viaje, amigo.