martes, 20 de abril de 2010

Gigantes y cabezudos

Triste de fantasmas que disfrazan de mordaza el horizonte, encontré en la fuente palabras para todos, excepto para aquellos que se creen a salvo, subidos a tribunas tanto más altas cuanto más inflexibles. Hay quien nunca va a la fuente porque ya tiene grifo, y así confunde el cloro con lo claro. Claro que para qué confundirse si no hay tiempo que perder, ni que ganar, no hay tiempo para nada que no sea lo de siempre, lo que quiera que sea lo de siempre.

¡Llego tarde, llego tarde! Sí, corre, que ya verás cuando sea cierto. Ya le pedirás libertad a la guadaña cuando la encuentres, ella que es tan escuchadora. Ya disfrutarás del paraíso mientras duermes, si lo has hecho a medida será lento, como si lo viese. Y tú serás paciente y comprensivo, como los papás de las teleseries.

¡Déjame dormir! ¿Qué te has creído? ¡yo pago mis impuestos! Y además no quiero libertad, añades, quiero dinero, seguridad, y un mes de vacaciones.

Triste de fantasmas que nos rodean complacidos, subidos a sus torres movedizas, cada una con su pajarito de diseño, su sueñecito, su pícaro deseo inconfesable,su declaración de la renta. Aquí abajo tenemos el cuello torcido de tanto pedir que no nos pisen, y de la deformidad sacamos, como mucho, una cita para el médico. Y nos atrevemos a quejarnos.

1 comentario:

  1. De esa vida me escapé hace 10 años. Diez años felices, tranquilos, creativos y agradecidos. Si me he de largar será "satisfecha" con los últimos 10 y algunos más por ahí repartidos. Tengo suficiente. Un abrazo.

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