miércoles, 3 de marzo de 2010

Pequeña digresión en deshora

El mundo aquí dentro es tan grande que muchas veces siento claustrofobia cuando me asomo al exterior. Pareciera que nadie está siempre bailando, o tejiendo hilos de palabras o haciendo el amor. Es posible también que me equivoque, y que todos sean como yo y nadie se atreva a decirlo. Pero quién soy yo para quejarme, sobre todo cuando me callo y floto, mimetizada con todas las tristezas que escondemos.

La alegría no es un derecho, tengo que averiguar en qué se ha convertido

No hay comentarios:

Publicar un comentario